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    Vidas para Dios: Isidoro Bakanja, catequista de fe heróica, mártir por el escapulario del Carmen.

    Entrevista: La periodista Doña María Rosa Menéndez, nos habla de sus experiencias en Cuba y de la histórica visita del Papa a la Isla Caribeña.

    El Doctor Dor denuncia el crimen contra Dios

    Madre y hermosura del Carmelo

    "Lo que yo he visto"

     Vidas para Dios: Isidoro Bakanja, catequista de fe heróica, mártir por el escapulario del Carmen.


    Hacia 1885, en el Zaire (antiguo Congo Belga), vino al mundo un pequeño africano que se llamaba Isidoro Bakanja. Su padre Yonzwa y su madre Inyuka eran paganos. La familia estará compuesta por tres hijos: dos niños y una niña. Hacia 1905, cuando tenía veinte años, una empresa de obras públicas de Mbandaka le contrata como peón de albañil por tres años. Al mismo tiempo sigue el catecumenado con los monjes trapenses. Y es que Isidoro ha sido alcanzado por el amor de Cristo y ha tomado la decisión de unirse al Señor y a su Esposa inmaculada, la santa Iglesia católica. El 6 de mayo de 1906 recibe el bautismo, y su amor por María, su Madre del cielo, arraiga profundamente en su corazón. Para marcar su pertenencia tan especial a la Santísima Virgen, ese mismo día recibe el escapulario de Nuestra Señora del Carmen, ³el hábito de María², como suele decirse en la lengua nativa de Isidoro. Siempre lo ostentó valientemente como signo de testimonio cristiano y de piedad hacia la Madre de Dios. Recibe la confirmación y toma la primera comunión el mismo año, en 1908, a los 23 años.

     En su trabajo es diligente, íntegro y concienzudo. Es abiertamente católico y muchos, impresionados por su sensatez, lo eligen como catequista. Realiza sus ejercicios piadosos (oración diaria, Rosario, confesión y comunión frecuentes) y su apostolado entre sus compañeros, pero sin que esto interfiera en su vida profesional.

     Tras una corta estancia con su familia, pues sus padres envejecen, se desplaza a Ikili. Allí previenen a Isidoro de la aversión contra los cristianos por parte de algunos dirigentes de la Sociedad Anónima Belga (SAB) que lo tiene empleado.

     CRUELMENTE FLAGELADO, COMO SU MAESTRO

     El gerente de la SAB no tolera la influencia religiosa de Bakanja sobre los demás trabajadores de la empresa, ni tampoco los signos de su vida religiosa, principalmente su querido escapulario de Nuestra Señora del Carmen.

    Aquella aversión suya aumenta a medida que Isidoro es respetado por sus superiores. Isidoro, irreprochable y muy valeroso, no se deja intimidar en lo referente a su fe. En febrero de 1909, el gerente de la SAB ordena por primera vez que Bakanja sea castigado con veinticinco golpes de cachiporra por haberse negado a quitarse el escapulario. Tras recuperarse de las heridas, Isidoro sigue con regularidad su vida de plegaria, de trabajo y de catecismo. Por eso se acrecienta la ira en el alma de su perseguidor, pensando que hay que terminar de una vez con aquello. Lo que le resulta insoportable es el escapulario con la imagen del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen.

    Pero el colono no esperará durante mucho tiempo, así que ordena que Bakanja sea tendido en el suelo, y él mismo va a buscar una correa de piel de elefante con dos clavos en el extremo. Acto seguido manda que golpeen a su víctima hasta sangrar, para matarlo. Sin embargo no muere, y es conducido a un local que le servirá de calabozo. Su perseguidor en persona le ata ambos pies con dos argollas metálicas cerradas con candado y unidas a un enorme peso: es el trato que da a los condenados a muerte.

    Y PERDONANDO, COMO EL MAESTRO EN LA CRUZ

    Pero surge un imprevisto: la ³inoportuna² visita de un inspector de la SAB anunciada para dentro de dos días, y hay que evitar que vea el cuerpo de Bakanja cubierto de heridas. Según dijeron los testigos, había recibido por lo menos doscientos golpes. Así que se lo llevan a Isako para que el inspector no descubra el crimen. Mas Bakanja consigue escaparse de sus guardianes deslizándose e la orilla del pantano, cerca del camino que conduce al embarcadero. El inspector Dörpinghaus realiza una investigación y acaba encontrando a Bakanja. Todavía está vivo, pero su cuerpo no es más que una enorme llaga. El inspector lo lleva en su propio barco hasta Busira, a casa de un primo, para que lo curen del mejor modo posible. Pero es demasiado tarde: la infección ya no podrá curarse.

    A finales de julio, un padre trapense le administra los últimos sacramentos. Isidoro perdona públicamente a su asesino y promete rezar mucho por él en el cielo. El 15 de agosto de 1909, durante la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen, físicamente agotado por seis meses de sufrimientos, Bakanja muere y se reúne para siempre con María, a la que tanto amó. Todos los testigos estuvieron de acuerdo en que fue flagelado por odio a los cristianos.

    El 25 de abril de 1994, el Papa Juan Pablo II lo beatificó, presentándolo al mundo como modelo de santidad. En el transcurso de la ceremonia, el Santo Padre se dirigió al nuevo beato en estos términos: ³Tú, Isidoro... sufriste la flagelación como tu Maestro porque quisiste permanecer fiel a la fe de tu bautismo a toda costa. Al igual que tu Maestro en la cruz, perdonaste a tus perseguidores, mostrándote artífice de paz y de reconciliación...     Revestido con el hábito de María, avanzaste, como Ella y con Ella, en tu peregrinación de la fe. Ayúdanos, a nosotros que debemos recorrer el mismo camino, a elevar los ojos hacia María y a tomarla como guía².

    Dirigimos también esa oración al Beato Isidoro por todos los lectores y lectoras de AVE MARÍA.

Dom Antonio María, OSB

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     Entrevista: La periodista Doña María Rosa Menéndez, nos habla de sus experiencias en Cuba y de la histórica visita del Papa a la Isla Caribeña.


    Doña María Rosa Menéndez, viuda de Caldevilla, periodista, redactora y corresponsal del semanario ³Alfa y Omega², órgano de prensa del Arzobispado de Madrid, que se distribuye como separata dominical del diario ABC para la capital, formó parte del contingente de medios de comunicación acreditados durante la reciente visita de S.S. Juan Pablo II a Cuba. Por otro lado, residió en La Habana durante más de trece años, de 1953 a 1966, viviendo muy de cerca los acontecimientos políticos, sociales y religiosos que tuvieron lugar en el país caribeño en tan trascendental período de su reciente historia, gracias a su condición de esposa del entonces secretario de la Embajada de España en La Habana, don Jaime Caldevilla, de grata memoria, a quien todos recordamos como director de la revista Iglesia Mundo.

    Todas estas circunstancias dan a la entrevista que a continuación publicamos un valor incalculable, a la hora de entender el antes y el después de la revolución castrista, el ayer y el mañana de la visita apostólica del Santo Padre a tierras cubanas.

    - Después de dos años de guerrilla en la Sierra Maestra, Fidel Castro llega al poder el 1 de enero de 1959. ¿Qué significó para la Iglesia en Cuba el advenimiento de la revolución?     - Vamos a contestar con números en la mano. A la llegada de Castro al poder había en Cuba un total de seis millones y medio de habitantes, setecientos setenta sacerdotes, sesenta y siete órdenes religiosas establecidas, doscientas cuarenta y cinco casas religiosas, doscientas veinticuatro instituciones católicas de asistencia social y ciento sesenta y tres colegios católicos, con más de cuarenta mil alumnos matriculados. Es decir, existía una vida católica muy fuerte, unas instituciones muy importantes, por ejemplo, la Acción Católica, por entonces muy pujante, amén de un sinfín de congregaciones marianas. Cuando llegó Fidel, en un principio tuvo el apoyo de un sector del catolicismo, que confiaba en que la formación religiosa del líder cubano, educado en el más importante colegio de jesuitas del país, le alejaría de la radical concepción marxista que entonces apuntaba en lo más profundo de su pensamiento. Nada más lejos de la realidad; esos católicos fueron eliminados, encarcelados y muchos fueron fusilados. Lo cierto es que aquella espiritualidad católica que rezumaba en Cuba fue desapareciendo paulatinamente, hasta quedar por completo subyugada. En la actualidad, para una población de más de nueve millones de habitantes, nos encontramos con tan sólo doscientos cincuenta sacerdotes, entre religiosos y seculares. Además, muchos templos se encuentran en ruinas. Por ejemplo, en la diócesis de Camagüey se celebra Misa en doce iglesias sin techo.

    - De lo dicho, ¿podríamos hablar con propiedad de mártires cubanos bajo el yugo castrista? ¿Conoce si se ha iniciado algún proceso eclesiástico en tal sentido?

    - A la primera, evidentemente podemos afirmar que existieron numerosos jóvenes católicos antirrevolucionarios que fueron encarcelados y fusilados por el simple hecho de oponerse a la revolución. A la segunda, puedo asegurar que no; hoy día se considera que no es prudente hablar de mártires cubanos. La Iglesia en Cuba quiere mirar hacia adelante y olvidar los agravios pasados, como así insinuó el propio cardenal Ortega el día antes de la visita del Papa. A pesar de ello, estoy convencida, y creo que en el fondo la Iglesia cubana así lo desea también, de que un día podremos venerar como se merece todo el martirologio nacido de la persecución castrista.

    - Así, pues, ¿en qué aspectos se centró principalmente la persecución religiosa en Cuba?

    - Estamos hablando de una persecución muy elaborada y no en exceso cruenta. Los primeros revolucionarios tuvieron muy presente el nefasto precedente que para el marxismo supuso la experiencia en España. La primera medida que llevó a término el gobierno castrista fue la nacionalización de la enseñanza, con lo cual se incautó de todos los colegios católicos. Entonces los religiosos y religiosas que se dedicaban a la enseñanza se quedaron sin edificios, no sólo para enseñar, sino también para vivir, por lo que tuvieron que marcharse. Por otra parte, en abril de 1960 fueron expulsados de Cuba ciento treinta y un religiosos cogidos de sus casas y embarcados en el vapor Covadonga. También se derogó una cláusula de la Constitución que consideraba a los religiosos como inmigrantes, con lo cual todos los religiosos extranjeros fueron considerados fuera de la ley y visitados uno a uno por la policía castrista, que les urgió para abandonar el país en el plazo más breve posible (no más de una semana). Hay que decir que fueron muy pocos los que abandonaron Cuba por iniciativa propia. En esto todo el clero dio ejemplo de firmeza y entereza verdaderamente loable.

    - Con la llegada de la perestroika a la extinta Unión Soviética, se produce un hecho que puede parecer contrario a cualquier régimen marxista: en 1991 se modifica la Constitución, en el sentido de considerar que un católico puede ser marxista y viceversa, pasándose de un Estado ateo a un Estado laico y dejando con ello cierta libertad de actuación a la Iglesia católica. ¿A qué cree usted que fue debida tal decisión?

    - Hay que tener en cuenta que los acontecimientos que se produjeron en Rusia conllevaron el cese de las ayudas económicas que aquel país enviaba, a manos llenas, a Cuba; lo que supuso que la inflación se disparara. Empezaron a surgir graves enfrentamientos entre la población, lo que llevó a Fidel a pensar que debía apoyarse en algo para salvar la situación. Así llegó a la conclusión de que debía buscar la ayuda de la Iglesia católica, la única que podía evitar un baño de sangre. Desde luego, esos cambios sirvieron a la Iglesia, primero para que los cubanos empezaran a perder el miedo; segundo para que los católicos, que por el hecho de serlo estaban excluidos de los centros de trabajo, pudieran manifestarse como tales y realizar un callado, pero muy fructífero, apostolado entre sus compañeros.

    - ¿Podríamos establecer algún tipo de paralelismo entre la ideología castrista y la teología de la liberación?

    - No contestaré yo; será el propio Fidel Castro. En el discurso que dirigió al país el día antes de la llegada del Santo Padre, publicado en el diario Gramma, órgano oficial del partido comunista cubano y único que se publica en La Habana, hace un enfervorizado elogio a los teólogos de la liberación y muestra su reiterado apoyo a sus ideas. Con ello justifica Fidel su afirmación de que nunca ha perseguido a la Iglesia católica. Posiblemente también haya contribuído a la propagación de tan nefanda doctrina con ayudas económicas y personales, aunque no dispongo de pruebas que lo puedan atestiguar. Lo que sí es evidente es que Fidel exportó a toda Hispanoamérica su revolución, como lo demuestra el hecho de que aún queden movimientos guerrilleros marxistas en muchos países. Su idea de convertir los Andes en otra Sierra Maestra estuvo a punto de hacerse realidad.

    - El Santo Padre quería visitar Cuba desde hace ya tiempo. Lo que cuesta más de entender es el porqué de la invitación de Castro; ¿a qué cree usted que se debió?

    - Ciertamente el Papa deseaba ir a Cuba desde hace muchos años. Los obispos, en sus visitas ad limina, se lo habían pedido. Y también, por distintos medios, los católicos que quedaban en la isla. En cuanto a Fidel, es claro que éste lo necesitaba para mostrarse al mundo con una cara distinta a la que hasta entonces había enseñado.

    - ¿Cuáles cree que serán las consecuencias más importantes de la visita del Santo Padre? Los medios de comunicación hablan de libertades y de levantamiento de embargo,; ¿es esto así?

    - En primer lugar, lo del embargo (al que Fidel se refiere en todas sus intervenciones) es muy relativo. No hay que olvidar que, para justificar las privaciones y penurias tan acuciantes que atormentan al pueblo, Castro ha culpado, no ya al consabido embargo, sino incluso a los mismos tifones y huracanes. Lo cierto es que Cuba mantiene comercio con casi todo el mundo; el problema es que no paga. En cuanto a las libertades, es un hecho que han sido puestos en libertad muchos enemigos del régimen que se encuentraban encarcelados.

    Pero decididamente no serán éstas las consecuencias más importantes del viaje apostólico. El refuerzo que ha sentido la Iglesia cubana con la presencia del Papa es impresionante. Cierto es que el trabajo que hay que realizar es mucho; no olvidemos que la juventud cubana, en su inmensa mayoría, no ha conocido absolutamente nada de religión. En la puerta del hotel Habana Libre estuve conversando con un muchacho de unos quince años que no había oído nunca la palabra Navidad, que no había oído hablar jamás de Jesús. La libertad sexual, el aborto, el divorcio, son lacras tan arraigadas entre la juventud cubana que costará mucho desarraigarlas. Como en todos los regímenes marxistas, el daño que se ha hecho a lo más profundo del hombre es casi irreparable.

    Conversando con un taxista que se confesó antirrevolucionario, se me afianzó la idea que en otras charlas con periodistas de países del Este había ya forjado: lo más dañino del marxismo es que elimina a los hombres la facultad de pensar. No se trata ya de libertad de pensamiento, se trata de poder, de saber pensar. Los que han vivido bajo un régimen comunista han sido dirigidos en todo momento: dónde vivir, qué estudiar, en qué trabajar, cuántos hijos tener... Reparar esto es de una dificultad extrema.

    - También se ha oído el comentario, entre los periodistas y entre la gente de a pie que ha seguido la visita del Papa, de que parecía como si Fidel Castro se hubiera ablandado ante la humanidad del Santo Padre. Por televisión veíamos un Fidel afable, educado, casi intimista en sus gestos y sus palabras con Su Santidad. ¡Hasta acudieron a Misa él y su hermano Raúl!

    - Ciertamente se comentó este hecho entre los periodistas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Debemos tener en cuenta que Fidel se encontró ante un inmenso plató de televisión de cien países distintos, con más de tres mil periodistas siguiéndole hasta en los más nímios detalles. Y ante todos ellos nos enseñó una de sus facetas principales: la de actor; todos sus gestos, su empaque, todo estaba estudiado. Fidel debía representar un papel ante el mundo, y lo hizo de manera excepcional.

    - El que sí parecía entregado era el pueblo cubano.

    - Eso sí que es cierto. Algunos entregados por la fe religiosa que aún mantenían, y otros sorprendidos como diciendo: ³¿Cómo es que no conocíamos esto?². Desde luego puedo asegurar que no hubo crítica alguna contra el Santo Padre. Hay que considerar que el pueblo cubano es receptivo hasta el límite. Igual que lo fue para asimilar la revolución, lo fue para aceptar al Santo Padre y, posiblemente, para acercarse a la Iglesia en el futuro. De hecho tengo noticias de que, tras la marcha del Papa, han acudido muchos a los templos pidiendo el bautismo, aún desconociendo por completo la doctrina católica. Es muy posible que las quinientas sesenta casas particulares, conocidas como ³casas de misión², en las que se enseña el catecismo, sean insuficientes en el futuro.

    - El Santo Padre coronó como patrona de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre; ¿qué arraigo tiene la figura de la Virgen entre el pueblo caribeño?

    - Una fuerza tremenda. Aún los que no son católicos quieren a la Virgen de la Caridad. Incluso los santeros la llaman ³yamayá², apelativo cariñoso que se emplea para las madres; otros la tienen como un símbolo de cubanía. En el año 97, como preparación a la visita del Papa, se hicieron muchas estampas y pequeñas capillitas con la imagen de la Virgen de la Caridad, que tuvieron una aceptación extraordinaria. Sin duda fue Ella el verdadero motor que arrancó el entusiasmo por la llegada del Santo Padre.

    Sabedores de que la Madre de la Caridad levantará al pueblo cubano y lo sacará de la tiranía castrista, elevemos nuestras oraciones para que la perla del caribe brille con todo su fulgor y extienda por el continente americano la luz de la fe en Cristo y el amor a su Iglesia. Doña Rosa Menéndez me sigue contando un sinfín de anécdotas del viaje apostólico: camareras, taxistas, empleados de la sala de prensa, etc., todos entregados al Papa y a los visitantes. ¡Qué pueblo tan extraordinario! No podré contarlo, el espacio se acaba. ¡Muchas gracias, doña Rosa!

Antonio Sáez

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     El Doctor Dor denuncia el crimen contra Dios


    El doctor Xavier Dor es un católico francés que no vacila ante el riesgo de la prisión cuando se trata de defender los derechos de los niños no nacidos, atendiendo a la llamada constante de Juan Pablo II en su favor. No le arredra la incomprensión ni la ausencia de apoyos que serían de esperar en su país. ¡Qué importa! No busca honores. Asume la suerte de los que quieren defender los derechos de Dios y sabe que no son para ellos los aplausos. En PRESENT del pasado 23 de abril Jeanne Smits presentaba así el último libro-testimonio del doctor Dor:

    El doctor Xavier Dor es un hombre maduro para la fe, la compasión, la dulzura, la caridad política... y tiene un conocimiento muy preciso de lo que es el aborto. Después de haber sido encarcelado por haber rogado en las inmediaciones de un lugar donde se practicaban abortos, en noviembre de 1997, ha querido de alguna manera explicar, transmitir, recordar los principios espirituales que guían su acción en el seno de la asociación SOS Tout-Petits que él fundó hace dos años. Este propósito nos ha valido un libro consternador, El crimen contra Dios. El título lo dice todo: la masacre institucional de las criaturas más débiles atañe a ciertas víctimas comunes -el feto, la madre y el médico abortista, explica el doctor Dor- pero es en primer lugar una ofensa, una ofensa deliberada contra el Creador.

    El doctor Dor presentó, el pasado 23 de abril, su obra, que acaba de publicar la editorial Perrin et Perrin, a un pequeño grupo de periodistas que, en su mayoría, tenían el aire de no entender esta visión sobrenatural de las cosas. El fondo de la cuestión es el siguiente:

    ³El aborto legal es una guerra que no está dirigida precisamente contra el niño o la madre, sino contra la creación, contra Dios: es una verdadera guerra de religión. Por lo demás, las contra-manifestaciones que agreden nuestras concentraciones pacíficas gritan gloria a Satán. He aquí por qué la plegaria, respiración del alma, es para nosotros lo principal², explicó el doctor Dou.

    Así uno de los más grandes promotores del aborto, el Planing familial, no esconde el motivo ³revolucionario² de su acción: ³El interés de los abortistas es financiero, ciertamente. Pero se trata ante todo de conseguir que la mujer no se identifique más como madre. Planing lo dice: es necesario que ella cambie de mentalidad. Esta ideología es divulgada por los medios de comunicación, promovida por los gobernantes. En cuanto a los comités de ética, son de hecho los peores porque se atribuyen el papel de sabios: deciden sobre el bien y el mal, pretenden que el hombre puede decidir prescindiendo del derecho natural y de la ley divina.²

    Pero para que se conozca bien de qué se trata, el doctor Dor describió, con mucha emoción, la realidad de la vida embrionaria, ya humana desde la fecundación:

    ³La víctima es pequeña, es débil, es de nuestra especie, unicelular al principio... Se dice a menudo que el embrión no está vivo, pero se ve su corazón latir incluso antes de que exista la circulación. Se dice: es una persona en potencia solamente, sin fijar el momento en el cual accede al estado de ser humano. Pero los que defienden la vida -en conformidad con la ciencia- saben que el ser humano existe desde el principio: es una persona humana con un vasto potencial. Las únicas células potenciales son los gametos humanos, femenino y masculino, que no pueden sobrevivir si no hay fecundación.²

    Lo que la Agencia France Presse transmite tendenciosamente, con un enorme contrasentido, explicando que para el doctor Dor, el embrión es ³una persona potencial²...

    El doctor Dor pormenorizó las técnicas abortistas utilizadas en Francia o en otros lugares -todo ello descrito en su libro- denunciando con particular énfasis la mentira que encubre ciertos medios presentados como contraceptivos cuando en realidad son abortivos:

    ³ El DIU -dispositivo intra uterino- no es jamás presentado como abortivo por los abortistas. Impidiendo la anidación del huevo fecundado, provoca su muerte. La mujer no llega ni a saber que ha estado encinta... Dos millones de mujeres lo llevan, creando un número de abortos incalculable. Suponiendo que haya una sola fecundación por año y por mujer -pero este número puede elevarse a diez- resultarían dos millones de abortos provocados por año."

    A ello hay que añadir ³la píldora llamada contraceptiva²:

    "Actúa contra la ovulación. Pero la nueva píldora minidosificada en estrógenos impide antes la anidación que la misma fecundación. Se estima que estas píldoras de nueva generación han podido causar ya de 180 a 200 millones de abortos muy precoces, pero reales."

    Dar las cifras anuales de abortos en Francia supone partir de la conjetura, pero fundada en datos ciertos que el doctor Dor ha querido recordar: 250.000 abortos quirúrgicos por año reconocidos por el INED (Instituto Nacional de Estudios Demográficos), de los cuales 20.000 por año por el medio químico del RU 486; número de actos camuflados por diversas razones: puede ser unos diez millones por DIU, ateniéndose a una media de cinco fecundaciones por año y por usuaria; de 180.000 a 300.000 como consecuencia de la utilización de diferentes píldoras contraceptivas.

    Estas cifras alucinantes son una verdadera llamada a la acción, y a la piedad, porque lo que más resalta en la acción del doctor Dor es su inmensa comprensión a la vista de mujeres que son a menudo expuestas al crimen por sus allegados, y por el ³condicionamiento general² que ³eleva al aborto al rango de dignidad, o lo glorifica².

Jeanne Smits

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     Madre y hermosura del Carmelo


    MADRE Y HERMOSURA ha sido el dulce y familiar nombre más usado a lo largo de las ocho centurias de vida que tiene la Orden del Carmen. Con él los carmelitas se han dirigido siempre, con confianza y amor filial, a su Fundadora, Patrona y Reina.

    En este articulillo y en el mes dedicado de un modo especial a venerar a la VIRGEN MARÍA bajo su advocación más popular en el pueblo cristiano, la del CARMEN, pretendemos recordar unas notas históricas de cómo, a través de los siglos, siempre los carmelitas -los hijos y hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo- han venerado a su Madre y Hermosura.

    Así lo afirman los autores más representativos de la orden

    Es interesante recordar la relación Madre-hijo, que equivale a María-Carmelo. Cuando nace el Carmelo -finales del siglo XII- el sentido feudal está muy metido en la mentalidad de los hombres: señor y siervo; patronato y servicio. Por ello era lógico que los carmelitas en un principio no consideraran a María con la relación de madre-hijos. A pesar de ello San Simón Stock ya llamó a María en la plegaria Flos Carmelis Madre tierna.

    Intentamos hacer pasar, como una especie de desfile de modelos, a los principales autores del Carmelo, especialmente pertenecientes a los siglos XIII-XV. Sus testimonios son muy valiosos porque recogen el sentir de su tiempo y porque ellos mismos vivieron lo que nos transmitieron.

    A principios del siglo XIV se despierta en la Orden el concepto de relación mutua, materno-filial, porque empezó a hablarse de la ejemplaridad de María. Lo hicieron desde ópticas diversas:

    * Baconthorp la veía como la norma suprema de las prescripciones de la Regla.

    * Otros la consideraban de una manera más íntima, como modelo de virginidad perpetua, abrazada voluntariamente: Cheminet, Ribot, Malines, Grossi, Bradley y otros.

    * Ni Baconthorp, ni Ribot, ni Malines fueron más allá de esas premisas. Otros, sin embargo -Cheminet, Bradley, Paleonidoro, Bostio-, llegaron a la conclusión de una maternidad espiritual de la Virgen para con los carmelitas, aunque las connotaciones secundarias no son para todos las mismas.

    * Cheminet, en el prólogo de su Speculum, afirma que los carmelitas pueden alegrarse en el Señor por estar especialmente adornados con un título que hace referencia a María, fuente de misericordia y Madre nuestra, y, por tanto, animados a considerarse, no como siervos de María, ni como sus esclavos, sino como hijos suyos predilectos. Y añadía: Nuestra Madre es fuente de misericordia.

    * Esta actitud filial, típica de la Virgen, opondrá a las carmelitas de Francia y a su bienhechor el cardenal de Berulle, que quería que fuesen esclavas de María.

    * Esta expresión Madre nuestra parece que la usó Cheminet en sentido particular, Madre nuestra, Madre de los carmelitas. Si es así, podemos afirmar que la maternidad divina hacia los carmelitas era algo que ya éstos habían percibido y ya afirmaban desde 1337, año en que Cheminet publicó su Speculum Ordinis.

    La doctrina de MARÍA, MADRE Y HERMOSURA del Carmelo la vivían los carmelitas en toda la Orden

    * Desde la primera mitad del siglo XIV hay testimonios explícitos en los que se llama a los carmelitas hijos de María.

    * Por ello María es saludada por los carmelitas como Madre antes de ser reconocida y proclamada como Hermana.

    * En las actas del Capítulo Provincial de Lombardía, celebrado en Parma en 1333, el redactor comienza con una invocación en la que se declara expresamente a María Madre de la Orden carmelita.

    * Las Constituciones de 1369 dicen: Para gloria de Dios y de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.

    * En el escudo de la Orden -como hemos estudiado largamente en una obra nuestra- aparece el Vexillum Carmelitarum en 1499, mostrando la Santísima Virgen con capa blanca y el Niño Jesús en su regazo y aureolada con esta inscripción: Sum Mater et Decor Carmeli. Yo soy la Madre y Hermosura del Carmelo.

    * Hacia 1370, en Alemania, Hildesheim une por vez primera -y en verso- la paternidad de Elías y la maternidad de María hacia el Carmelo.

    * Tomás Bradley en Inglaterra e Irlanda, en el siglo XV, tiene una gran importancia porque afirma que la expresión Madre del Carmelo ha entrado ya en el uso común de la Orden y que todos la aceptan.

    * Paleonidoro, en el mismo siglo, en la región franco-belga, proclama a María Madre del Carmelo y de todos los que viven en él. María es para ellos -afirma- una Madre de forma totalmente singular.

    * Bostio -que es, sin duda, el mejor cantor de María en el Carmelo- recapituló y perfeccionó de modo maravilloso cuanto habían escrito sus predecesores.

    * Los carmelitas llegarán a profundizar tanto en su intimidad con María que la considerarán como la Madre de la colectividad de la Orden y de cada uno de sus miembros. Ella les dio vida. Ella los alimentó. Ella les dio el crecimiento. Ella les defendió como una madre hace con sus hijos.

    Los mismos Papas reconocieron y aprobaron esta doctrina de los carmelitas

    Esta doctrina no pudo contenerse dentro de los límites de la Orden y saltó fuera de ella hasta el punto de ser aceptada y propuesta por la misma Santa Sede. Sixto IV en 1476 y 1477, Inocencio VIII en 1485 y Alejandro VI en 1494 usaron esta expresión: María engendró a la Orden del Carmen.

    Por todos ellos valga cuanto escribía el 28-11-1476 el Papa Sixto IV, en su Constitución Dum attenta meditatione -llamada también Mare Magnum-: ³Meditando atentamente sobre la gloriosísima Madre de Dios, la Virgen hermosísima, adornada con las flores de la más excelsas virtudes -ante cuya belleza se asombran el sol y la luna, y cuyas plegarias ayudan al pueblo cristiano- (sabemos bien que), gracias a la cooperación inefable del Espíritu Santo, engendró a nuestro Señor Jesucristo, flor preciosísima, inmarcesible y eterna; y puso en el mundo la sagrada Orden de la Madre de Dios, la Virgen María del Monte Carmelo, muchas veces aprobada por la Santa Sede y por muchos Sumos Pontífices, nuestros predecesores².

    Los otros tres testimonios son parecidos.

    * Esta maternidad no es nominal o metafórica. Cooperando con el Espíritu Santo, la Virgen engendró a Cristo, el Hijo de Dios; e igualmente cooperó en el nacimiento de la Orden del Carmen. De modo que, así como Cristo es fruto de su seno purísimo -salvadas las debidas distancias-, el Carmelo es fruto de su colaboración misteriosa.

    * María es verdaderamente Madre del Carmelo. Gracias a su influjo materno, que tuvo lugar desde los orígenes, nuestros autores no dudaron en llegar a la conclusión del origen mariano de su instituto, y Bostio no encontró dificultad alguna para reconocer en María la fundadora primaria del Carmelo.

    * Las imágenes más antiguas de la Virgen del Carmen -la Bruna y el icono Chipriota- son una representación plástica de esta verdad teológico-histórica: la Madre y los hijos: el profundo y tierno amor de la madre hacia sus hijos y de éstos hacia Ella, a la vez que la seguridad de éstos de estar protegidos por tan poderosa y tierna Madre.

    * El llamar a María Madre y Hermosura del Carmelo ha sido la constante tradición en la Orden. Lo confirmaba poco antes de morir -el 21 de agosto de 1897- en su Novíssima verba, Santa Teresa del Niño Jesús (+1897), cuando dijo: María es más Madre que Reina.

    Conclusión

    Los carmelitas -todos los agregados a la Orden de una u otra forma: terciarios, cofrades, miembros del Carmelo seglar... deben procurar ser fieles a esta invocación: ¡MADRE Y HERMOSURA DEL CARMELO!, recitarla en las letanías, escribirla y pintarla en las estampas y otros escritos.

    Arnoldo Bostio (+ 1499), el más eminente cantor del marianismo de la Orden del Carmen, contempló a la MADRE Y HERMOSURA DEL CARMELO cuidando con todo cariño de Madre a su Orden, ya que desempeña el doble papel de PADRE y de MADRE:

    De la viña que planté
jamás me podré olvidar
aunque a selectos guardianes
yo la pueda confiar.
Estoy siempre contemplándola;
no me crea nunca ausente;
y mientras el mundo dure,
la guardaré diligente.
Carro, auriga del Carmelo,
tengo el lugar de su Padre;
que si el Padre se elevó,
lo cuido yo como Madre.
Toda causa del Carmelo,
tengo el lugar de su Padre;
que si el Padre se elevó,
lo cuido yo como Madre.
Toda causa del Carmelo
la llevo en mi Corazón;
y de mis pechos al Carmen
doy substancial nutrición.

Rafael María López-Melús, carmelita

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     "Lo que yo he visto"


    Adam Jurkiewlcz, antiguo prisionero del campo de concentración de Auschwitz, compañero de cárcel de San Maximiliano María Kolbe, fue testigo de su ofrecimiento heroico en el castigo que diezmó a los prisioneros en julio de 1941. Nacido el 23 de agosto de 1920, murió el 11 de octubre de 1997.

    ³Sólo digo lo que he visto², le gustaba repetir. ³Sólo puedo decir lo que yo he visto con mis propios ojos... otros dirán otras cosas²: un auténtico testigo que ha ofrecido su testimonio favoreciendo preciosamente una memoria histórica objetiva, ausente de énfasis o de polémica. Un hombre que jamás se ha aprovechado de su infortunio y, menos aún, de la santidad del P. Kolbe para hacerse famoso. Había hecho numerosas investigaciones en los varios archivos polacos para recoger documentación sobre el terrible período histórico de Auschwitz, por eso acompañaba su palabra con fotocopias que llevaba inseparablemente consigo cuando se le pedía una intervención.

    Al contar los sucesos de julio de 1941, cuando el P. Kolbe ofreció su vida, subrayaba que para ellos, los prisioneros, la cosa más desconcertante no fue en aquel momento la generosidad del sacerdote polaco, sino el milagro -como él decía- del curso mismo de los acontecimientos. ³Salvar la vida² era para nosotros, en aquel cotexto, una frase vacía de significado, porque cada minuto era propicio para morir... Sólo el que lo ha vivido sabe qué significa estar 48 horas en vilo, con el sol que quema tu piel o el frío nocturno, sin comer ni beber; tener tanto miedo que nadie se atreve a moverse sin una orden precisa del comandante. Nada, absolutamente nada, podía ocurrir en Auschwitz por iniciativa espontánea y mucho menos en el momento de una selección de castigo.

    Y el P. Kolbe, mientras todos estábamos ya respirando de alivio porque la elección había acabado, sale de la fila sin permiso, camina por entre nosotros sin que los Capo intervengan para impedírselo y, mientras nosotros permanecíamos petrificados por el miedo, él va derecho hacia los oficiales y, deteniéndose ante Fritsch, empieza a hablarle. El comandante, que gritaba siempre como un endemoniado, lo escuchó y... le respondió con un tono de voz normal, aunque es verdad que yo no oí sus palabras, y sólo vi que el P. Kolbe indicaba un prisionero con el brazo. Al final de aquellas pocas palabras, Fritsch accede (¡totalmente inaudito!) al prisionero y acepta el cambio. Esto fue para nosotros verdaderamente asombroso e inexplicable, una cosa absolutamente contraria a todo lo que sucedía en el campo y a la lógica misma de Auschwitz.

    El señor Adam leía este milagro a la luz del fragamento de la Sagrada Escritura (1 Sam 17,1-54) en el cual David, con su pequeña honda, vence a Goliat, el terrible filisteo; en el gesto del P. Kolbe intuía una intervención sobrenatural, un proyecto divino. Después de tantos años de distancia de aquella entrega, hoy sabemos que la honda era la Virgen Inmaculada, la cual escogió a San Maximiliano María entre tantos otros y lo lanzó con fuerza al ofrecimiento de sí, mientras la potencia de la pequeña piedra era el amor por un padre de familia y por la humanidad entera, compuesta frecuentemente de carceleros y víctimas, pero frecuentemente también de víctimas-carceleros y viceversa, como la realidad de los campos de exterminio ha podido demostrar.

    Adam Jurkiewicz concluía su intervención recitando un Ave María. Estamos ciertos de que María Santísima, San Maximiliano y tantos otros compañeros de cárcel lo acogen ahora en su compañía en el cielo. Agradecemos a este amigo que nos ha dejado la consigna de vigilar sobre el mal y combatirlo con coraje, haciendo todo lo que esté de nuestra parte para que el mundo de hoy y de mañana sea recreado por el Amor.